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a disfrutar la vida, que no hay nada mejor que hacer

Friday, December 29, 2006

Sabado 16

Dicen que al amanecer un grupo de delfines salió a saludar, pero francamente, yo estaba profundamente dormido.
Desayuno preparado por Lance, quien resultó ser un grandísimo tipo: Marinero retirado y apasionado por la conservación de Fiordland. Conoce cada recoveco y se ubica perfectamente en el laberinto de brazos de mar y ríos cubiertos por niebla y nubes que no dejan ver las montañas. Desde temprano, lluvia, misma que duró toooodo el día.
Bajamos en “The Car” a recorrer Camelot River. La primer parada fue junto a una inmensa cascada donde bebimos agua “como venaditos”. También fue el lugar de una plática seria respecto a Fiordland, que está en una seria crisis debido a los cambios del hábitat. Resulta que los venados están acabando con los árboles nuevos, los possums con los viejos y las ratas con los huevos de las aves. Es alarmante cuántas especies de pájaros que se han extinguido en los últimos 100 años.
Seguimos río arriba enmedio de inmensas paredes, con agua tan clara que se veían los troncos al fondo del río, las truchas espantadas alejándose de nosotros. Desafortunadamente, la marea estaba en contra y no pudimos quedarnos mucho tiempo, pero alcanzamos a echarle un vistazo a las magníficas cascadas Bedivere.
De ahí levamos anclas y salimos a la entrada del frío e inmenso mar de Tasmania, donde están los islotes Nee, casa de una colonia de focas. Al acercarte, comienzas a ver los puntos negros tomando el poco sol que llega, a oler la caca de una dieta rica en pescado y marisco fresco y llegamos a unos metros de ellos, oírlos en sus peleas y juegos, felices en su roca pelada y en su mar helado. Bañándose en albercas naturales cubiertas de kelp y otras algas tan variadas como los helechos. De camino, a unos 10 metros del barco, brotaron unas pequeñas cabezas de pájaros color azul grisáceo, nos vieron asombrados y se sumergieron para no volver a salir. Eran pingüinos azules.
El barco dio la vuelta y nos internamos de nuevo a Doubtful Sound, no sin antes pararnos a snorkelear en las Shelter Islets. 20 minutos en wetsuit para aguantar los menos de 10ø de temperatura. Selvas de algas cafés, verde olivo y pardas. Peces de colores apagados y más bien tímidos. Corrientes de plancton atravesando y el maravilloso viaje que es estar ahí metido, lejos de todo lo que conozco, del coral y aguas tibias del Caribe. Un baño caliente y un vino mientras nos dirigimos enmedio de mil cascadas hasta lo más profundo del Crooked Arm, donde pasamos la noche enmedio de nubes bajas y un silencio absoluto, no sin antes cenar cordero al horno y una botella más de vino.

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